PANDEMIA / Ómicron
Ómicron: ¿el principio del fin de la pandemia?
La llegada de la variante ómicron encendió alertas en todo el mundo. Pero sería mucho menos agresiva.
El 24 de noviembre las alarmas sanitarias mundiales comenzaron a sonar una vez más. Sudáfrica anunciaba que había aislado una nueva variante del SARS-CoV-2 y, de inmediato, comenzaron los temores -renovados frente a cada mutación- de que la crisis del Covid-19 recrudeciera y obligara a más medidas de aislamiento y un nuevo freno a la economía global. De hecho, no fueron pocos los países, entre ellos la Argentina, que impusieron cuarentenas a los pasajeros que llegaban desde África en un intento vano -el primer caso en el país fue detectado el lunes pasado- por evitar la llegada de la tan temida variante ómicron.
En apariencia más contagiosa que las variantes anteriores, ómicron también sería menos agresiva que sus predecesoras. Dos semanas después de haber sido aislada, no había sido la responsable de ninguna muerte, según indica la Organización Mundial de la Salud (OMS).
"Parece ser más transmisible que otras. Pero nuestras internaciones no están creciendo a una tasa alarmante, lo que significa que pese a que la gente está dando positivo, no está siendo hospitalizada", explicaba el presidente sudafricano Ciryl Ramaphosa sobre la situación en su país.
2 años es el tiempo que, históricamente, tomó superar las últimas pandemias de gripe.
De comprobarse que es así, el virus seguiría un camino lógico de preservación: para poder diseminarse necesita que el huésped siga vivo.
"Es la evolución natural del virus. Lo que buscan es ser más transmisibles y menos letales, porque nos necesitan a nosotros para replicarse, no nos quieren matar", aseguró la ministra de Salud Carla Vizzotti, en declaraciones radiales el mismo día que se informaba la llegada de ómicron a la Argentina.
Los menos alarmistas señalan que la llegada de ómicron podría ser, en realidad, una buena noticia. Entre estas voces esperanzadoras se encuentra la del JP Morgan, que indicó que esta variante podría significar el inicio del fin de la pandemia.
Se trataría, explicó el banco de inversión, de una curva que seguiría los mismos patrones que otras pandemias a lo largo de la historia. El virus inicial más agresivo y mortal muta y se convierte en un patógeno que provoca una enfermedad más parecida a una gripe estacional.
Ese es el recorrido que siguió una gran cantidad de virus que fueron mortales. De hecho, hasta ahora la humanidad solo logró erradicar un solo virus por completo en toda su historia: el de la viruela. Por ejemplo, un descendiente del virus de la gripe española de 1918, el moderno H1N1, circula hasta hoy, al igual que el virus H3N2, responsable de la pandemia de gripe de Hong Kong en 1968.
Pero no solo los virus mutan. Los seres humanos experimentaron cambios en estos dos años de Covid-19. Por un lado, por la exposición al virus, pero también por el avance de la vacunación. El sistema inmune se volvió capaz de rechazar las variantes más letales.
La historia muestra que toda pandemia llega, a la larga, a un punto muerto. La población ya no está frente a un fenómeno desconocido. Así las olas masivas de infección dejan paso a pequeños brotes de enfermedades más leves.
Si la historia se repitiera, el Covid-19 acabaría siendo un virus que provoca resfríos, principalmente en invierno, cuando las condiciones favorecen su transmisión.
La experiencia del pasado, en 1918 (H1N1), 1957 (H2N2) y 1968 (H3N2) indica que los virus se transforman de patógenos pandémicos a fuentes endémicas de enfermedad en un año y medio o dos después de su aparición.
Es cierto que todos estos casos fueron pandemias de gripe, pero no deja de mostrar un panorama alentador. ¿Será el principio del fin?
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